En la capilla de la Academia Naval de Annapolis (Maryland), Estados Unidos, el vitral del prebisterio muestra al apóstol Pedro hundiéndose en las aguas del mar de Galilea.
El momento allí evocado es aquel en que el discípulo extendió su mano hacia Jesús y gritó: “¡Señor, sálvame!” (Mateo 14.30). Parece evidente que esa obra de arte está allí para que los marinos tengan en cuenta que en los naufragios y en otras crisis de la vida es necesario clamar a Dios y confiar en él.
Hemos leído que, durante la Segunda Guerra Mundial y en otros episodios bélicos mucho más recientes, hubo numerosos cristianos que oraron a bordo de sus naves cuando la situación era desesperante y pusieron su esperanza en el Supremo Hacedor.
Tal vez algunos de ellos recordaron entonces la escena representada en la Capilla de la Academia Naval.
Mateo 14:28 -29-30
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
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Amen Gloria ah Dios él señor es grande en misericordia
ResponderEliminaramennnn, su misericordia alcanza hasta las nubes
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