En 1818 el ladrón inglés apodado Capitán Rayo escapó de la justicia inglesa y se fue a huir a Estados Unidos. Allí inició su vida encubierta practicando la medicina, tomando el nombre de Doctor John Wilson. Para que no lo reconocieran las autoridades, llevaba puestos tres trajes encima, lo cual le ayudaba a cubrir una pierna deforme que tenía y lo hacía verse más grande.
Al estar al borde de la muerte, el hombre les pidió a sus amigos que lo enterraran sin quitarle la ropa. Pero esa petición no podía cumplirse puesto que el cuerpo debía prepararse para ser sepultado apropiadamente. Cuando falleció y su cuerpo fue llevado para ser preparado, el empleado de la funeraria quedó sorprendido al encontrar, en el cuerpo sin vida del llamado Dr. John Wilson, cicatrices de heridas y una pierna atrofiada, las cuales eran características con las que se buscaba al ladrón inglés. Una revisión en la casa del fallecido Dr. Wilson reveló las sospechas, al encontrar en un escondite relojes, joyas y diamantes. El comisario supo que el doctor era, en realidad, el Capitán Rayo, un ladrón disfrazado. ¡Habían sido engañados!
“Sabroso es al hombre el pan de mentira; Pero después su boca será llena de cascajo.” Proverbios 20:17
Hay mentiras que pueden permanecer ocultas durante años y al pasar el tiempo se llega a creer que es verdad. Pero debemos estar conscientes que tarde o temprano siempre la verdad saldrá a luz.
Mentir produce en la mente del ser humano un remordimiento. Ese remordimiento puede desencadenar en cambios emocionales bruscos o en la depresión. Es muy probable que hayamos ocultado o estemos ocultando verdades durante años. Quizás lo hemos hecho para no dañar a un ser querido o porque estamos sabedores que la verdad destruirá nuestro hogar o aquellas personas que tanto amamos. Pero entre más tiempo se sostenga la mentira, más dura serán las consecuencias al descubrirse la verdad.
Tal vez ninguno de nosotros está exento de haber practicado la mentira. Pero cuando hemos dicho la verdad, hemos experimentado un gran alivio emocional, es como un respiro para nuestra alma, como una carga que ha sido quitada de encima.
El propósito de Dios no es acusar y discriminar al que miente, sino que podamos reconstruir lo que fue destruido con la mentira, al decir la verdad y buscar el perdón. Eso nos ayudará a vivir con nuestra conciencia tranquila y tener una vida sana emocionalmente.
Fuente:Huellas Divinas
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